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La ulmaria, conocida también con el nombre de «reina de los prados», es una planta herbácea que puede alcanzar hasta 2 metros de altura.

Sus hojas son alternas y pecioladas, con los bordes dentados. Las pequeñas flores blanquecinas se agrupan en cimas.

La ulmaria es originaria de Europa y crece sin dificultad en lugares húmedos, sobre todo en presas y en las orillas de ríos y arroyos. Se autosiembra, pero también puede propagarse por división de las raices en otoño o primavera. Las hojas y las puntas en floración se recolectan en verano cuando las flores están abiertas.

En la Edad Media, la ulmaria era utilizada para dar sabor al aguamiel y era una de las hierbas preferidas para sembrar; Gerard escribió en su Herbario (1597) que «el olor que de ella se desprende alegra el corazón y deleita los sentidos».

Propiedades curativas

La ulmaria es rica en aceite esencial, ácidos fenólicos, flavonoi-des, antocianos y taninos y se utiliza desde el siglo XVI para aplacar los dolores reumáticos.

Al igual que sucede con el sauce, a partir de ella se extrajeron los primeros salicilatos de propiedades antipiréticas (bajan la fiebre) y que más tarde darían origen a la famosa aspirina. De hecho, el nombre de «aspirina» procede de la palabra latina Spiraea ulmaria.

Por ello, tiene reconocidas propiedades antiinflamatorias, antipiréticas y analgésicas. Pero además, ejerce un marcado efecto diurético que facilita la eliminación de ácido úrico y urea. Por ello, este remedio se utiliza fundamentalmente para combatir los reumatismos musculares, articulares y la gota.

También es un recurso eficaz para tratar las afecciones gripales y los procesos febriles, así como para evitar edemas (retención de líquidos) y prevenir la formación de cálculos renales.

Asimismo, tiene cierto efecto anticoagulante que contribuye a la prevención de tromboembolias, pero que se ha de tener presente cuando se está en tratamiento con otros anticoagulantes.

La ulmaria constituye un remedio fiable para la diarrea, incluso en niños y se utiliza junto a otras hierbas para el síndrome de colon irritable.

Principalmente se encuentra asociada a otras plantas, en preparados (mezclas para infusión, cápsulas y comprimidos) utilizados como antirreumáticos. Pero además, se puede adquirir sola, desecada y troceada para elaborar infusiones (una cucharadita de postre por taza), en extracto fluido (2-3 mi cada ocho horas) y en tinturas (2-4 mi cada 24 horas).

Infusiones medicinales

Infusión con ulmaria antirreumática #1: Verter 1 cucharadita  bien llena con las sumidades desecadas de ulmaria a una taza de agua hirviendo y dejar reposar 10 minutos. Colar y se toma después de las comidas.

Infusión con ulmaria antirreumática #2 Verter 25 g de ulmaria a un litro de agua y hervir por 15 minutos.  Colar y  usar para realizar baños locales (no más de 10 minutos).

Infusión con ulmaria antirreumática #3 Hervir por cinco minutos 1 cucharada de ulmaria y otra de  harpagofito. Pasado ese tiempo, colar y dejar refrescar.  Tomar de 1 a 2 tazas de esta infusión a diario.

Infusión con ulmaria antirreumática  #4 Verter 1 cucharada de grosellero negro y otra de ulmaria en una taza de agua que esté hirviendo.  Colar, cubrir y dejar refrescar.  Tomar 1 taza todos los días.

Infusión con ulmaria antirreumática  #5 Mezclar a partes iguales, la corteza de sauce finamente troceados y 1 cucharada de ulmaria.  De esta mezclar, extraer una cucharada y hervir en una taza de agua.  Colar, tapar y dejar reposar.  Tomar una taza al día.

Precauciones

Su uso está contraindicado en caso de alergia a los salicilatos, embarazo, lactancia y en niños pequeños. Es caso de asma o de trastornos de la coagulación se debe consultar con un especialista antes de tomarlo.

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