Infusiones con miel para la tos, acné y más
La miel debe gran parte de esa propiedad a las vitaminas que posee. Fuente casi inagotable de elementos altamente benéficos para el ser humano, no sólo tiene vitaminas en gran cantidad sino que es un excelente caldo de cultivo para que ellas se mantengan con todo su poder y desarrollen más eficazmente su acción.
Como producto natural puro y sano, incluye entre sus componentes a la mayoría de las vitaminas necesarias para gozar de una vida mejor.
La vitamina C, indispensable para el hombre, preside la constelación de elementos estimulantes y vivificantes de la miel. Puede decirse que ninguno de ellos está ausente de la miel.
Una lista de los principales incluye a las vitaminas A, B, C, D, E, K, y PP entre otras. Este abecedario de la salud constituye un elemento catalizador que activa las funciones orgánicas, previene enfermedades, consolida la fuerza física, mantiene en condiciones de perfecto funcionamiento a los órganos, favorece el metabolismo, cimenta la estructura ósea, protege la piel, conserva el cabello, otorga lozanía y, como consecuencia de todo ello, mejora y alarga la vida.
La espinaca, manantial de vitamina C, pierde la mitad de su valor vitamínico un día después de haber sido cosechada. La miel no lo pierde nunca. Las frutas, proveedoras de muchas de las vitaminas que posee la miel, agotan hasta la tercera parte de ellas durante el periodo de almacenamiento. La miel, en cambio, las conserva a todas, inalteradas.
La vitamina C previene los catarros y las infecciones, asegura el normal desarrollo del sistema óseo, juega papel importante en el ya mencionado metabolismo del hierro en el organismo, evita el escorbuto, asegura la fortaleza capilar, regula la nutrición de los tejidos, combate las infecciones y, entre muchas otras cosas, apoya la cicatrización de las heridas y auxilia a las hormonas en su función específica.
Las vitaminas del grupo B impiden enfermedades como la diabetes y el beriberi, promueven el normal desarrollo de las células nerviosas y cardíacas, juegan papel decisivo en la correcta respiración celular, nutren al sistema nervioso, combaten la intoxicación alcohólica y conservan la visión.
Evitan lesiones cutáneas, contribuyen a la formación de la hemoglobina, son agentes eficaces contra la anemia, la fatiga, la neurastenia, la arterioesclerosis cerebral y los vómitos del embarazo, y protegen a los glóbulos rojos, al hígado y al riñon. La miel posee importantes volúmenes de vitaminas C y B. Eso, teniendo en cuenta las propiedades citadas de ambas, convierte a la miel en un formidable aliado del organismo humano.
La vitamina A, que también está presente en la miel, es indispensable para el crecimiento, el desarrollo de las células y tejidos y el ciclo menstrual femenino. Un déficit pronunciado de vitamina A provoca desnutrición, pérdida de peso, debilitamiento, gastritis, infecciones y disminución de la fertilidad, de la capacidad visual y del apetito sexual. La miel nutre al ser humano con proporciones adecuadas de esta vitamina indispensable.
La D, una de las más importantes entre todas las que posee la miel, permite la correcta absorción del calcio, mantiene la conveniente proporción de fósforo en el organismo y, como consecuencia, favorece la calcificación ósea. La miel provee al ser humano de abundante vitamina D.
La E contribuye al normal funcionamiento del corazón y de los órganos sexuales, promueve la gestación normal y evita afecciones neu-romusculares, protege los tejidos y facilita la circulación. La miel suministra esta vitamina en estado puro, como en el caso de todas las otras, lo cual amplía considerablemente el alcance de su influencia en la conservación de la salud y en el funcionamiento normal del organismo.
Consideradas en conjunto, las vitaminas K y P, que la miel brinda también en abundancia, tienen importantes efectos. Entre ellos se cuentan el crecimiento capilar, la correcta coagulación de la sangre y la acción antihemorrágica. La vitamina K, en especial, protege al hígado y es útil contra ciertas manifestaciones del escorbuto.
Infusiones con miel
Infusión con miel para la tos
Ingredientes (1 persona)
1 taza de agua
El jugo de 2 limones
2 cucharadas de miel
Preparación
Colocar al fuego el agua hasta que empiece a hervir. Luego servir en una taza y agregar el jugo de los limones, endulzar con la miel y beber de inmediato, de preferencia por las noches.
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Infusión con miel para combatir la fatiga
Ingredientes
250 ml de agua
1 g de raíz triturada (seca) de ginseng
2 g de hojas secas de melisa
1 cucharada de miel de azahar
Preparación
Hervir por 3 minutos el ginseng. Poner en una taza aparte las hojas de melisa y echar sobre ellas el cocimiento de ginseng. Tapar y dejar en infusión por 10 minutos. Filtrar y adicionar un poco de miel. Tomar en ayunas durante un mes a mes y medio, descansar un mes y volver a tomar otro mes.
Remedios con miel
Remedio con miel para una buena digestión: Verter 20 g de manzanilla, 5 g de milenrama y 5 g de ajenjo en una botella llena de vino blanco seco. Dejar reposar la mezcla de tres a cuatro semanas con el recipiente bien cerrado. Endulzar al gusto con miel. Tomar a diario un vasito 1 hora antes de las comidas.
Remedio con miel para el acné: Mezclar 1/2 cucharadita de curcuma con miel hasta formar una pasta. Aplicar sobre el rostro a modo de mascarillas y dejar hasta que se seque. Retirar con agua tibia.
Remedio con miel para la garganta irritada, los resfriados y los empachos: Poner una rama de canela en una taza de agua que esté hirviendo y agregar una rodaja de limón y 1 cucharadita de miel. Beber una o dos tazas al día.
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Hola:
Primero que nada ….Felicitaciones, me e quedado gratamente sorprendida se sus contenidos, tan prácticos útiles y sencillos, pero sobre todo por su generosidad al compartirnos toda está información, tan vasliosa… dadiva que segura estoy les será muultiplicada en bendiciones.
Quiciera saber si hay alternativss para sobre llevar la dermatitis atópica.
en espera de sus comentarios quedo -atenta.
Bendiciones…
Aplique una infusión fría de menta sobre la zona que presenta dermatitis y sentirá un gran alivio.